Si tenemos una herida y la escondemos, no va a sanar por arte de magia. Muchas veces cuando esa herida no tiene la debida atención puede infectarse, puede empeorarse. Lo que se esconde no se sana.
Katia Ost
Cuando hablamos de heridas del alma, llega un punto en el que ellas no solo nos afectan a nosotros, sino que afectan a las personas a nuestro alrededor, y no es culpa de la gente a nuestro alrededor porque la herida es nuestra.
No es fácil hablar después de un abuso sexual, no es fácil compartirlo, abrir tu corazón y decir: “fui victima “, no lo es. Pero sí es un paso súper importante hacia tu sanidad, para decir: “yo no voy a vivir como víctima toda mi vida”. Será un proceso y puede que sea uno largo, no es cualquier cosa vivir un abuso sexual pero vale el esfuerzo enfrentarlo.
Hablando sobre mi experiencia, voy a contarte lo que me ayudó a encontrar la paz y la sanidad. La paz no es algo que llega de repente, hay que ser muy intencionales para caminar en la dirección correcta hacia la paz. Te comparto 5 puntos que me ayudaron a encontrar la paz:
- 1.- Recordar que no estás sola: después del abuso la soledad puede ser nuestro lugar favorito, muchas veces prefieres lidiar contigo mismo a tener que lidiar contigo y con otras personas. Me gustaría recordarte con este principio que no estás sola: El Señor está cerca de los que tienen quebrantado el corazón y él rescata a los de espíritu destrozado (Salmos 34:18) . Si hoy tu corazón sigue en necesidad de ayuda, hay alguien que está muy al pendiente de ti, hay alguien que te está esperando para ayudarte a sanar, es Dios. Él es un lugar seguro, para mí fue el lugar donde pude encontrar mi paz, Dios me ayudó a restaurar mis relaciones y a tener un corazón nuevo. Él también puede darte paz a ti.
- 2.- Rodearte de gente que te ayude: Ser parte de la comunidad para sobrevivientes de Soy Un Guardián es un gran paso. Tener un grupo de soporte donde puedas desahogarte cuando necesite llorar, gritar o decir las cosas cómo te salgan. Rodéate de gente que te ayude a crecer a sanar o simplemente que esté dispuesta a caminar contigo.
- 3.- Aprende a decir no y sé muy intencional: En nuestra búsqueda a la paz necesitamos ser intencionales en decir no, decir no a personas, cosas o relaciones que no te traigan paz. Tú eres importante, lo que tú necesitas es importante, no puedes ayudar a otros si tú no estás bien. Nos va a costar trabajo porque estamos tan heridas que elegimos relaciones, trabajo, personas o circunstancias que no son las mejores. A veces pensamos tanto en los demás que terminamos diciendo sí a cosas que nos quitan la paz, hoy te invito a pensar en esto: ¿Cuáles son las cosas que no necesitas en esta etapa de tu vida? ¿Qué no te trae paz en este momento de tu vida? Reflexiona en esto y toma acciones.
- 4.- Recuerda que alguien más necesita tanta ayuda como tú. Caminar y acompañarse por alguien más que está pasando por lo mismo. Muchas veces nos enfocamos tanto en nuestro dolor que creemos que nadie la está pasando tan mal como nosotros. Al abrir los ojos y ver a otras mujeres que están sufriendo y decidir acompañarles, abre la mirada, te identificas, entiendes no solo tu dolor sino el de otra, y se ayudan mutuamente. Podrías decir: estoy pasando lo mismo que tú ¿por qué no caminamos juntas? Yo también estoy buscando la paz, ¿por qué no nos acompañamos? Nadie quiere transitar este camino sola, tú pudieras ser la ayuda que alguien necesita y encontrar la que necesitas.
5.- Perdona. Creo que es el paso más difícil.De los pasos más difíciles después del abuso sexual es perdonar. Perdonar a alguien que te marcó la vida por siempre. El perdón lo das por ti, no lo das por quien te hirió, lo das por ti porque te libera.
“Perdonar es liberar a un prisionero y descubrir que el prisionero eras tú” (Lewis Smedes).
En un corazón donde gobierna la ira, la amargura, el odio, y el rencor no puede haber paz, son dos cosas diferentes y no puede vivir en un mismo corazón, el perdón es una decisión muy difícil y valiente, no para liberar al abusador es para liberarte a ti. Perdona y suelta lo que te hicieron, no hay nadie que haga justicia tan bien cómo Dios.
Hoy mi historia de abuso es algo que no olvido, sigue marcando mi vida, pero es algo que no duele. Katia Oast
Les dejo un regalo: paz en la mente y en el corazón. Y la paz que yo doy es un regalo que el mundo no puede dar. Así que no se angustien ni tengan miedo. Juan 14: 27
La paz que Dios te puede dar, nadie más te la puede dar. Te recuerdo que tu historia no termina aquí, no termina en soledad ni en culpa, sigues teniendo sueños por los cuales luchar, tienes mil y un razones para seguir adelante. Sigue dando tus pasos hacia tu paz, hacia tu sanidad, sigue siendo tan valiente como hasta ahora en mostrar tu herida y tomar acciones para sanarlas.
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